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En días pasados, XM publicó un comunicado (https://www.xm.com.co/noticias/6026-senales-de-xm-sobre-el-agotamiento-de-la-red-transmision-de-energia-en-algunas-zonas) sobre “desconexiones de demanda” en zonas del país en las que la red eléctrica está al máximo de su capacidad (está “agotada”).
El comunicado ha generado alarmas. La UPME respondió recriminando a XM (https://www1.upme.gov.co/SalaPrensa/ComunicadosPrensa/Comunicado_UPME_03_2023.pdf ), el exministro Amylkar Acosta ha dado declaraciones al respecto (https://www.elheraldo.co/economia/amylkar-acosta-dice-que-el-gobierno-debe-buscar-salidas-la-coyuntura-energetica-1016547 y https://caracol.com.co/2023/07/19/posible-racionamiento-de-energia-ya-se-habia-advertido-a-minminas-amylkar-acosta/ ) y El Tiempo sacó un editorial hoy sobre el tema (https://www.eltiempo.com/opinion/editorial/racionamiento-a-la-vista-editorial-el-tiempo-788349 ).
Estamos camino a un fenómeno de El Niño, que siempre exige chequear el balance energético, y la palabra “racionamiento” asusta más de lo usual. Aporto mis comentarios sobre la situación, que he expresado en algunos foros online sobre energía.
1. El agotamiento de las redes es real, a nivel de transmisión y sobre todo de distribución, y no es nuevo. Un incremento de 5% de la demanda (y no del rango usual de 3% de variación de demanda) no debería ser crítico, pero evidentemente en donde ya la red está al máximo, agranda la demanda que no se puede atender localmente. Las obras de expansión están atrasadas principalmente por las comunidades (en transmisión) y en el caso que nos ocupa porque era el área de Electricaribe (en distribución). Todo esto es cierto, pero tiene poco que ver con El Niño.
Creo que la UPME (supongo que por instrucción del MME) malinterpretó el punto del mensaje de XM y reaccionó para donde no era. En los inicios de cada amenaza de El Niño de los últimos ocho años XM ha enviado una carta similar.
En las zonas afectadas por la red agotada es común que haya cortes programados de energía. Cuando era la zona de Electricaribe esos cortes generaban disturbios. Hoy menos. Pero cuando se aumentan los cortes al mismo tiempo que se habla de El Niño, es importante decir públicamente que no son cortes porque nos estemos quedando sin agua para generar (es decir, que no son “racionamientos” en el sentido de 1992). XM es cuidadoso en llamarlos “desconexiones de demanda”, el eufemismo opaco usual. XM no busca crear susto, busca evitarlo.
Por supuesto, la carta siempre aprovecha también para señalar que esas desconexiones de demanda no son culpa del que opera la red nacional (XM). El operario de la maquinaria suele ser el primero al que le echan la culpa de lo que sale mal, así que ellos van avisando que hay elementos que están fallando.
2. Todo fenómeno de El Niño es un periodo de estrés. El riesgo directo de El Niño es quedarse sin agua para generar. Pero este año estamos bien de embalses, o sea que en principio tenemos suficiente energía para las hidroeléctricas.
Habiendo dicho esto, eso ha sido cierto en todos los Niños después de 1992: entramos a ellos más o menos bien apertrechados. El problema son los imprevistos. Una represa que sale de operación, una térmica que se daña, una planta que se pone rebelde. El problema no es el plan si todo sale bien. Es la robustez del plan si algo falla. Y si uno tiene turbinas generando continuamente seis meses, algo va a fallar. Es como pretender tener treinta aviones volando seis meses seguidos.
3. Posibles accidentes operativos aparte, en este Niño en particular, las vulnerabilidades ya identificadas son de otro tipo:
a. Las térmicas a carbón parecen estar teniendo problemas para obtener carbón a precio viable. Pueden tener problemas de financiamiento para generar. Recuerden, uno necesita todas las térmicas disponibles.
b. Hay algunas térmicas fuera de comisión.
c. Como han señalado algunos expertos, podemos estar cortos de gas. Eso no es nuevo: aquí nos echamos el cuento de que tenemos térmicas a gas para el Niño, pero cuando llega el Niño resulta que habría que desviar el gas de otros usos para esas térmicas… y nadie se deja quitar el gas. Ya estamos resignados a que muchas plantas duales gas-diésel generen con diésel caro y contaminante. Lo que pasa es que este año, con las de carbón cortas, parece que el apretón de gas podría ser mayor de lo usual.
Nota para dimensionar: si todas las térmicas a gas generaran al tiempo, la demanda nacional de gas sería por ahí 50% mayor de lo usual. Tebsa por ejemplo consume en gas cada segundo lo que una casa en un mes.
d. De lejos el problema más acuciante es que los chepitos del sistema (los comercializadores), que nos cobran la factura a nosotros los usuarios y le pagan a toda la cadena, están reventados de flujo de caja.
Todos consumimos energía fiada y la pagamos unos dos meses después (y en algunas zonas del país muchos no la pagan). La parte de la factura que paga el Estado se demora aún más. Eso genera normalmente un crédito permanente al usuario de unos 2-3 billones COP. Adicionalmente tenemos hoy un crédito colgado de la pandemia y postpandemia de unos 4-5 billones COP que no hemos pagado (la “opción tarifaria”) y otra cartera sin pagar por ahí de 1-2 billones COP. Mal contados, 7-8 billones COP que los comercializadores deben financiar. Tres veces lo que debería ser.
Ese crédito va a aumentar. A medida que aumenten los precios de energía durante el Niño, el monto que se desfasa entre el momento de consumo y el pago dos meses después aumentará, digamos un billón o dos más.
Si se quiebra alguno de los comercializadores o suspende pagos, la interrelación entre ellos puede llevarse a varios por delante y sobre todo hacer que no lleguen los pagos a generadores que necesitan comprar combustible. Y ahí sí, literalmente, apague y…
Mantener el acceso a financiación de los comercializadores es urgente. Si toca intervenir alguno, igual el que termina pagando es el Estado.